Main menu
Guayaquil y el cambio climático

Guayaquil y el cambio climático

Econ. Emilio Pfister

 

Resumen

El cambio climático es una realidad derivada de la acción del ser humano sobre la naturaleza.Una de sus expresiones es la elevación del nivel de los océanos que, por efecto de sus mareas, amenaza directamente a extensas áreas de la ciudad de Guayaquil. Numerosos economistas y científicos de Estados Unidos exhortaron al Senado a disminuir las emisiones de gas invernadero. Al Gore , expresidente de los Estados Unidos advierte sobre la campaña de los negacionistas que intentan devaluar los aportes de la ciencia  a la verificación del efecto invernadero. Finalmente, la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático  y los Derechos de la Madre Tierra desarrollada en Cochabamba, Bolivia, propone la creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática  y  Ambiental, con capacidad jurídica vinculante de prevenir, juzgar  y sancionar a los estados, las empresas y las personas, que por acción u omisión contaminen y provoquen el cambio climático.

  

La vulnerabilidad de la ciudad de Guayaquil a una elevación del nivel del mar es evidente, por lo que el tema del cambio climático debido al  calentamiento global le atañe directamente.

Por ejemplo, la suma de una marea alta con un ocasional fuerte aguacero, inunda a la  ciudadela  La Atarazana, al norte de la ciudad, período en el cual colapsan los sistemas de alcantarillado  y de aguas lluvias, incomodidades que les ha tocado vivir reiteradamente a sus habitantes durante los fenómenos del Niño, de las últimas décadas.

Los problemas inmediatos se superan porque la marea vuelve a bajar, pero esta conformidad se agotaría si el nivel general del océano se elevara y la inundación se mantuviera incluso con marea baja. Pero, ¿por qué habría de subir el nivel general del océano, más allá de las mareas cotidianas? La respuesta está en el calentamiento global. Calentamiento global de la atmósfera, como resultado acumulativo de la forma de producir y vivir de los seres humanos en el planeta.

La producción industrial, la generación termoeléctrica por medio de petróleo y carbón, el transporte automotor y la quema de bosques, en lo principal, son la fuente de dióxido de carbono-CO2- que ha ido formando una capa en la parte superior de la atmósfera, con un efecto de invernadero para todo el planeta.

Los rayos solares traspasan la capa formada por el CO2, traspasan la atmósfera, se refractan y reflejan en el planeta, generando calor que en parte queda atrapado en la atmósfera por la capa superior de CO2, lo que conduce a su progresivo calentamiento.

El calentamiento acumulativo de la atmósfera causa: deshielo de los polos, glaciares y nevados, aumentando el nivel del mar; aumento de evaporación de los mares con el consiguiente aumento de lluvias y aumento de evaporación de la tierra con las consiguientes sequías, generándose un cambio climático de nefastas consecuencias para la humanidad.

El fenómeno es real y su tendencia es aterradora por lo que su control es irrenunciable. Sin embargo, los mercaderes del petróleo y el carbón, lo tratan de ignorar para seguir lucrando de sus mercados, descalificando los estudios científicos sobre su existencia, por medio de una millonaria publicidad que genera dudas en el gran público.

A nivel planetario el país que más contribuye al calentamiento global es Estados Unidos de Norteamérica, seguido de la República Popular China, por lo que es de crucial importancia el control sobre las emisiones de CO2 a la atmósfera que se logre ejercer en ambos países.

En torno al tema se generaron grandes expectativas con la reunión de Copenhague, organizada por la ONU, para tratar el cambio climático en diciembre del 2009, con un nuevo presidente de los Estados Unidos, más consciente del problema. Reunión cuya  culminación, sin embargo, fue calificada como un gran fracaso. 

El Acuerdo de los Pueblos suscrito en la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático  y los Derechos de la Madre Tierra desarrollada en Cochabamba, Bolivia el 22 de abril recién pasado, lo expresa de este modo:

“De incrementarse el calentamiento global en más de 2º C, a lo que nos conduciría el llamado “Entendimiento de Copenhague” existe el 50%  de probabilidades de que los daños provocados a nuestra Madre Tierra sean totalmente irreversibles. Entre un 20% y un 30% de las especies estaría en peligro de desaparecer. Grandes extensiones de bosques serían afectadas, las sequías e inundaciones afectarían diferentes regiones del planeta, se extenderían los desiertos y se agravaría el derretimiento de los polos y los glaciares en los Andes y los Himalayas. Muchos estados insulares desaparecerían y el África sufriría un incremento de la temperatura de más de 3º C. Así mismo, se reduciría la producción de alimentos en el mundo, con efectos catastróficos para la supervivencia de los habitantes de vastas regiones del planeta, y se incrementaría de forma dramática el número de hambrientos en el mundo, que ya sobrepasa la cifra de 1.020 millones de personas.”

En gran medida el fracaso de Copenhague se debió a que en el Senado de los Estados Unidos reposa un proyecto de ley del clima, que a la fecha de la reunión, llevaba ocho meses sin aprobación, lo que dejó al presidente Obama sin una herramienta para asumir un compromiso real para la reducción de las emisiones contaminantes.

La tardanza de los senadores y la campaña sostenida por los mercaderes del petróleo y el carbón para desvirtuar el problema del calentamiento global llevó, en el mes de marzo de este año, a dos mil científicos y economistas de Estados Unidos a enviar una carta al Senado pidiendo una acción urgente para reducir las emisiones de gases invernadero.

Entre ellos figuran ocho premios Nobel, que en su misiva expresan: “Urgimos  a los líderes de nuestra nación a que pongan en marcha las políticas para la reducción de las emisiones” y “La evidencia de la ciencia del clima nos obliga a alertar a la población sobre las irreversibles consecuencias  si las temperaturas siguen subiendo”.

Desde Guayaquil , no podemos hacer menos que apoyar moralmente esta iniciativa, en la medida de que la aprobación de una ley que disminuya significativamente las emisiones de CO2 en los Estados Unidos, constituye el comienzo de una solución global al problema.

Recogemos  en lo que sigue, un extracto de una entrevista concedida por Al Gore, al periodista Carlos Fresnada, de El Mundo de España.

Al Gore fue vicepresidente los Estados Unidos y ha venido advirtiendo por décadas sobre el calentamiento global, fenómeno al cual calificó como “una verdad incómoda”, obviamente para los capitanes de la industria y el propio gobierno de los Estados Unidos.

“Pregunta.- Tras la nieve caída desde Copenhague, mucha gente empieza a pensar que el cambio climático es un camelo... 
Respuesta.- Yo sería el primero en celebrarlo si fuera así... Pero por desgracia la evidencia científica recopilada durante las dos últimas décadas sigue prácticamente intacta. Un invierno especialmente frío en nuestro hemisferio no puede hacernos perder de vista el problema global... No podemos suprimir el problema con tan sólo desearlo, mientras seguimos emitiendo 90 millones de toneladas de gases invernadero cada 24 horas en la atmósfera. Yo diría que la verdad del cambio climático es, si cabe, más incómoda y urgente que nunca.
Pregunta.- En cualquier caso, los escépticos están ganando la batalla de la opinión pública... 
Respuesta.- Los escépticos se han realineado en una auténtica coalición de los negacionistas, con la intención de confundir a la opinión pública y evitar cualquier intento de compromiso político. Y es cierto: están sacando mucho partido a la decepción general que ha quedado tras la cumbre de Copenhague. Pero la gente debe saber lo que hay detrás... Se trata de una campaña masiva para intentar convencernos de que el calentamiento global no es real y que por tanto no debemos preocuparnos. Sólo en EEUU, la industria del carbón y del petróleo se gastó el año pasado 500 millones de dólares en anuncios televisivos con ese fin. Hoy por hoy, hay cinco lobbistas contra la ley del clima en Washington por cada congresista y senador.”

Como se desprende claramente de las respuestas de Al Gore , lo que se enfrenta es un conflicto entre los intereses de un grupo reducido, pero poderoso de grandes corporaciones, de gravitación mundial y el de la humanidad en su conjunto, la cual necesariamente tendrá que vencer, si hemos de entregarles  a nuestros nietos, el planeta en las mismas condiciones en que lo recibimos.

Para ello debemos ser capaces de superar las limitaciones de la economía de mercado, con su máxima expresión el capitalismo “desarrollado”, como se lo expresa en el Acuerdo de los Pueblos, antes citado:

“El sistema capitalista nos ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo  una lógica de dominación sobre ésta, convirtiendo todo en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la ética, los derechos de los pueblos, la muerte y la vida misma”.

Un paso importante en esta perspectiva es la iniciativa de creación de un Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental, frente a la falta de voluntad de los países desarrollados para cumplir los compromisos y obligaciones asumidos en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, que tenga la capacidad jurídica vinculante de prevenir, juzgar  y sancionar a los estados, las empresas y las personas, que por acción u omisión contaminen y provoquen el cambio climático.

Desde Guayaquil, desde el Ecuador, tenemos la obligación moral de apoyar esta iniciativa, para contribuir a frenar el cambio climático y el deterioro ambiental del planeta, el cual nos involucra y nos afecta directamente. 

Un tribunal internacional de esta naturaleza tendría la capacidad de obligar a la transnacional TEXACO-CHEVRON a compensar el daño ecológico y humano causado en el Oriente Ecuatoriano desde 1964 a 1990, operando una concesión de alrededor de 500.000 hectáreas, en las que perforó 356 pozos, junto a los cuales abrió varias fosas en la tierra desnuda, que utilizaba  para depositar los desechos tóxicos. Todas estas “piscinas” fueron abiertas con los denominados “cuellos de ganso” para que las aguas con residuos contaminantes se viertan hacia los ríos  y arroyos, contaminando así  las fuentes de agua superficial.

El accidente operativo reciente de la plataforma Deepwater Horizon, en el Golfo de México que involucra a tres transnacionales del petróleo: British Petroleum. Transocean y Halliburton nos permite comprender el daño causado por los vertidos de petróleo al medio ambiente.

Debemos hacer conciencia que para nosotros en la ciudad de Guayaquil, el problema del cambio climático es nuestro, y, que lo que se haga en el resto del mundo no nos es ajeno, por lo que debemos unirnos a la campaña mundial por el freno al cambio climático y al deterioro ambiental, y  por el inicio de un  camino de  armonía con la naturaleza y de respeto a la vida, para forjar un nuevo sistema económico y social, de equilibrio con la naturaleza y de equidad entre los seres humanos.

 

Referencias bibliográficas

  1. Acuerdo de los Pueblos. Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático  y los Derechos de la Madre Tierra. Cochabamba, Bolivia. 22 de abril de 2010.América Latina en Movimiento.www.alainet.org.30.04.2010.
  2. Entrevista concedida por Al Gore, al periodista Carlos Fresnada, de El Mundo de España, el 13 de marzo de 2010.
Autor
Econ. Emilio Pfister
Páginas
28 - 32
Fecha
20 de diciembre de 2012
Palabras clave
Medio ambiente, Guayaquil, cambio climático, Ecuador.

Información Adicional

Gaceta Sansana es una publicación académica de la Universidad Santa María, Campus Guayaquil.

ISSN 1390-7840

Cualquier comentario adicional o inquietud, puede escribir a nuestro correo Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. o llamarnos al teléfono (+593 4) 220 2020, ext. 133.

 

Links de interés

A continuación podrás encontrar hipervínculos relacionados con la universidad y nuestros perfiles en redes sociales.

FacebookTwitter